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LAS METAMORFOSIS DEL PATRIARCADO
O como el cambio aparentemente sustancial lo es solo de forma

metamorfosis

No se trata aquÍ de reescribir el deseo rencoroso, de victimizar al segundo sexo, de querer extraer por arte de magia la fuerza precisa para demostrar de un modo polémico los hechos pasados y actuales, sino de sorprender las conciencias y revelar los dogmas asumidos, los estereotipos integrados, la artificialidad del género y el diversificado poder del Patriarcado para salir de la resaca de la igualdad de género y el pseudofeminismo generalizado.

Tratamos aquÍ a la Institución radical, a la primera escisión jerárquica, a la primera Clase Dominante. Las oprimidas no tienen nada que decir, en primer lugar porque no tienen la palabra. Intentar tomarla podría costarles caro, y lo saben: en un régimen tiránico el tirano puede ser permisivo, pero no por ello deja de tener poder absoluto, y aunque les conceda la libertad de expresi´on es prudente no decirle lo que no quiere oír; el opresor u opresora dispone del lenguaje y de las connotaciones, así como de los simbolismos y manipula el imaginario cultural; lo bueno, lo justo, lo normal, bueno para la/el, otra/otro. NATURAL. Y es con estos términos absolutos con los que se apropia de la realidad, pues parecen no poder dar lugar a una discusión. Y es de este modo como debe ser aceptado por todas/os, sobre todo por la/el oprimida/o. De lo contrario se oyen clamores; naturalmente, es el opresor u opresora quien grita: ESCANDALO, SACRILEGIO, VULGARIDAD, RIDÍCULO, ABSURDO, Y A USTED QUE LE IMPORTA,  DESNATURALIZADA/O, ANTICUADA/O, ASESINA/O. . . quien cambia los términos declara la guerra; la guerra a su artificial, antinatural, injusta y opresora realidad [1].

El nuevo orden patriarcal (y el viejo)

Mientras que el hombre se ha definido a sí mismo, a la mujer la ha definido el hombre. La Mujer como sujeto histórico ha sido manejada íntima y colectivamente [2];

Desde el plano psicobiológico; “EL HOMBRE: 1° la raptó, 2° la violó, 3° la hizo madre a la fuerza, 4° le expropió los hijas/os también a la fuerza, 5° cuando se hubo saciado le hizo creer que corría peligro y que él estaba dispuesto a “protegerla” (Victoria Sau).

La gestión del miedo es un instrumento de dominación, así como el señor feudal doblegaba campesinos con la promesa de defenderlos, así como ciertos países inician “guerras preventivas” y el uso político del terrorismo, la inoculación del miedo a nivel personal y social supone una apelación al instinto más básico, en convertirnos en presas asustadizas y desconfiadas, vulnerables, necesitadas de un sujeto superior que vele por nuestra aparente inseguridad. Una sociedad con miedo deja de ser una sociedad libre.

Desde el plano psicosocial: 1° infundiendo miedo mediante la represión violenta más o menos directa, 2° despreciando a ellas y a su mundo, infantilizando, restándole importancia, 3° alabando su función femenina al servicio del patriarcado y 4° favoreciendo la masculinización de la mujer, no por demostrar sus capacidades sino por capacitarse para el sistema establecido. Jugamos aún con reglas masculinas, aunque juguemos los dos.

¿Qué es el patriarcado?

Es el Orden social, económico, emocional, político y estructural que supuso la instauración del Poder, comenzando con una toma de poder histórica por parte del hombre sobre la mujer, en el que las mujeres, fruto de la represión sufrida y de manera autodefensiva, colaboran y han colaborado en el por inercia histórica, pasando de ser propiedad del hombre a asociada. El hombre es el centro y medida de todo, y el análisis de la realidad se hace desde lo masculino; durante mucho tiempo, Madre y Mujer se sometieron al Padre y al Marido, progresivamente y por transigencia masculina, la Mujer, en nombre de la Igualdad, ha ido asumiendo el modelo masculino y las relaciones de dominación establecidas, adquiriendo poder en función de su capacidad para asumir el modelo masculino.

Cuanto más se desarrolló el androcentrismo, más se veía a la mujer como un ser inferior, y mejor justificaban la substracción de ciertas ventajas, cometidos o cambios en la consideración, por una supuesta debilidad moral que la incapacitaba para tener sentimientos duraderos, equilibrio y sentido de la medida, así como la predisponía a una maldad innata. Su supuesta “ambigüedad” no la hacía digna de confianza, por lo que se la apartó de todo ámbito de poder en base a tales atributos sobrevalorados y exaltados dentro de la lógica de dominación. El Hombre se apropió de la Razón, la ensalzó y la convirtió en su estandarte, rechazó los sentimientos y los valores naturales por considerarlos inferiores a ésta y en base a esto legisló, dominó y expolió, tanto a la Naturaleza, como a la Mujer, como a otros pueblos.

Cuando la implantación del patriarcado es total, y no se pone en peligro su existencia, se realizan concesiones hacia la disidencia; desde el s.XIX algunas mujeres lucharon por conseguir la igualdad plena con los hombres, lo que ha supuesto que poco a poco se hayan ido adquiriendo derechos políticos, sociales y familiares. La Mujer ya no es solo esposa y madre, es reconocida socialmente. Haciendo creer que el pseudofeminismo estaba o está atentando contra el propio Patriarcado, se consigue eliminar la disidencia y se perpetúa el propio sistema.

Se produce un reconocimiento relativo de la importancia de la mujer, de su autonomía, de su independencia etc, sintiéndonos valoradas y respetadas e incitadas a desobedecer y cuestionar la autoridad y la propiedad de forma parcial. Así, algunas, creyeron que la liberación de la Mujer consistía en la participación de ésta en los privilegios, el Poder y los estamentos jerárquicos. En 1931 se instaura el Sufragio Universal y en nuestro país, desde la década de 1960 las leyes han ido instaurando progresivamente la “igualdad” entre ambos sexos, con la culminación de este proceso en la creación del Ministerio de la Igualdad; igualdad por la reducción de lo dominado a la imagen de lo dominante.

Estas transformaciones se suceden dentro del Orden Patriarcal; cuanto más se asume un papel favorable al Patriarcado mediante la autocoerción, mayores concesiones se da a las mujeres (se cede y se transige en parte) y esa es la trampa. No es necesario ser sometida de forma explícita; lo somos, por ejemplo, con el sometimiento al mundo laboral con la promesa de mayor independencia económica y por tanto mayores cotas de libertad; o mediante el sometimiento al mundo político con la promesa de un “empoderamiento” (que desde luego cada vez lo es menos) y por tanto mayor libertad, una libertad dentro de los márgenes de su Orden. No se puede negar que este pseudofeminismo del patriarcado nos ha proporcionado herramientas para una verdadera liberacióon, a pesar de las trabas que nos pone, entre ellas, quizá la mayor sea la de creer que los hombres están oprimidos por el patriarcado en este momento en la misma medida que lo estamos las mujeres —y como consecuencia, las teorías post-feministas—, cuando lo que ha ocurrido es que las mujeres han renunciado (o se las ha hecho renunciar) a las señaas de identidad que pondrían en cuestión el patriarcado, y los hombres se han apropiado de cualidades originarias de lo femenino para ponerlas al servicio del patriarcado, desvirtuándolas.

La dominación invisible: los estereotipos

Modelos que reproducimos por costumbre, sin reflexionar sobre ellos, ni los analizamos de manera crítica como lo que son: artificios históricos, no verdades naturales ni mucho menos caracteres intrínsecos a la naturaleza del género (ficticia). En base a ellos, los individuos de una sociedad asumen roles y comportamientos en la medida que interese al sistema, lo que contribuye a la invisibilización de las relaciones de dominación (P. García Olivo). Haciendo un ejercicio banal, solamente viendo los anuncios de televisión (un instrumento de control masivo más, y últimamente junto con Internet un referente educativo de aprehensión de la realidad social), no te resultará difícil adivinar para qué grupo de consumo están destinados, no solo con la estética del anuncio (música vibrante, agresiva en los juguetes destinados a niños y melodiosa en los de las niñas etc. . . ) sino con el tipo de emoción o de sentimiento al que apelan dentro de la persona para incitarla a comprar el producto; por ejemplo, en los anuncios de coches, la sexualidad femenina es vendida junto con el vehículo: “compra el coche y consigue esta chica”, mercantilizando por un lado el cuerpo de la mujer y por otro el sentimiento que la industria del márketing ha considerado más viril (follar como objetivo último). En cambio, en los anuncios destinados a mujeres, se apela al ancestral rol estético “compra esto y serás como ésta chica”. Apelando a la aparente necesidad humana de lograr el éxito o la superación de los demás en la sociedad y reduciendo este a una mercancía que tiene mucho más peso que el propio objeto, pues la sobrecarga emocional de los productos en el actual modelo consumista los convierte en mucho más de lo que son, viciando su valor de uso y convirtiéndolo en un instrumento, un canal, una vía fácil si tienes dinero de conseguir una emoción, un deseo, un atributo que quieres poseer (¿O a nadie le parece absurdo que se anuncien visualmente perfumes, cuando en la esfera gráfica no tienen ningún sentido?).

Este tipo de violencia simbólica a la que nos tienen acostumbradas/os y con la que nos bombardean desde todas las esquinas permite perpetuar la cosificación de la mujer en la publicidad y por extrapolación en el imaginario colectivo. La idea de mostrar mujeres socialmente arquetipadas “atractivas” como deseo sexual, vende. La atención es captada y se provoca el deseo, con la intención de que éste se transfiera al producto. Algo que parece burdo e insultante para nuestra inteligencia y que, sin embargo, funciona.

Es precisamente el hecho de su carácter subsuperficial el que no otorguemos la importancia debida a la publicidad o a los denominados micromachismos, pero lo cierto es que la influencia que ejercen sobre la perpetuación de roles y estereotipos a nivel cultural trasciende a su mera insignificancia (como lo hace un símbolo) convirtiéndose en la punta del iceberg de una sociedad profundamente mercantilista y clasista que tiende a banalizar los reclamos de verdadera y legítima igualdad y trivializar las demandas, configurando un argumento extendido de comparación con los países de carácter islámico o con hace 40 años para determinar que la lucha feminista ya pasó, o reduciéndola a tres anuncios al año sobre la condena a la violencia de género. El hecho es que la violencia como concepto, es estructural a un sistema que se mantiene y fundamenta en ella. Que sus mecanismos sean flexibles, que sus estrategias sean difíciles de concretizar y que sea aún más difícil de de denunciar un hecho explícito de ella, en parte por costumbre, que nos impide reconocerlo como tal, y en parte por la educación adoctrinante que hemos recibido (la cual nos impide emanciparnos de lo “cotidiano” o “normal” y hacerlo trascender a “lo insultante”, “inaceptable” e “injusto”) no significa que no sea violencia, ya que al no figurar como lo que es señalada de manera mediática (carnaza), es difícil reconocerla bajo sus múltiples caras.

La publicidad es puro conductismo dirigido a modelizar actitudes y a crear necesidades inexistentes. Su efecto sobre una sociedad no se limita a que más o menos gente decida comprar tal o cual producto, sino que es un importante elemento de mantenimiento y refuerzo de los valores capitalistas y patriarcales dominantes.

De esta forma, el cuerpo femenino se presenta como un premio al consumo, y el mensaje, tanto para hombres como para mujeres, es claro; el valor de una mujer reside en gran parte en su apariencia física y su sexualidad. La mujer es un objeto del deseo ajeno (no un sujeto activo con deseo propio). Otra cuestión sería la representación de las mujeres como víctimas al tiempo que objetos sexuales; imágenes de mujeres en situaciones, posiciones o expresiones de vulnerabilidad, de angustia, desde lo más sutil (maquillaje cadavérico, miradas ausentes, temerosas) hasta escenas explícitas que presentan agresiones y situaciones de dominación sexual [3].

Ultimamente la  lógica de extensión publicitaria capitalista se ha abierto paso a un nuevo nicho de mercado: los hombres, que anteriormente estaban ausentes en el mercado de la estética y que aparecen ya cosificados, generalmente asociando el producto al hombre de éxito en la cultura occidental: blanco, triunfador hombre de negocios, de mediana edad, musculado… imágenes de gran potencia sexual y viril, es decir, otro arquetipo a perseguir, en este caso, si eres hombre (si eres mujer solo te queda ser elegida por el arquetipo masculino para haber triunfado en la vida).

¡Todos nos preocupamos de los embriones!: El aborto

La histórica reivindicación feminista aparentemente dada por luchada y conseguida vuelve a los campos de batalla; algo tan nítido y evidente como el hecho de que las mujeres no son úteros a disposición de la Humanidad, con el objetivo de parir sin más (total, cuantos más mejor, si al final nuestro Orden se basa más en la Cantidad que en la Calidad ¿No?) se convierte en una batalla por la defensa (¡HOYGAN!) de tu cuerpo y tu vida tal y como la proyectabas, sin tener, ni mucho menos, que dar explicaciones (¡¿explicaciones de qué?!) ni justificaciones o que X médicas/os certifiquen y acrediten que tu aborto es válido y legítimo y ese otro no. Esto es una vergüenza de dimensiones alucinantes que la sociedad aún no se ha parado a recapacitar; en lugar de progresar en derechos (sociales e individuales) básicos, que deberían formar parte de un pacto de base, comunes, inalienables y, sobre todo, indiscutibles, ya que últimamente todo el mundo cree tener derecho no solo a opinar sobre el aborto sino a afirmar que es lícito la instauración de una legislación sobre los úteros. De lo que cada una/o hace o deja de hacer con su cuerpo (el último refugio de la libertad) no se debe dar cuentas a nadie, y menos a un Estado que está permanentemente invadiendo esferas que no le conciernen. Todo este retroceso es fruto de una moral partidaria que ha logrado tomar unas armas que no son las suyas (que son de todos) para señalar y posteriormente penar una elección personal alegando irónicamente una defensa de la vida. Esta hipocresía asquerosa, esta moralina dictatorial que se cree con el derecho a opinar y juzgar sobre las decisiones vitales de otra persona insulta a este reducto de individualidad que es (¡como mínimo!) poder elegir como persona. Bastante grave es ya que un Estado se crea con el derecho a “dar permiso” y legislar a favor, ya que no es incumbencia, ni mucho menos, de un Gobierno trascender a este tipo de cuestiones individuales, como para atreverse a negar un derecho, como si los derechos se pusieran y se quitaran en función de la ideología progre o casposa del momento.

El cuerpo de la mujer no es su campo de batalla. No es un pedazo de carne que se puedan disputar y sobre el que crean que pueden aplicar sus leyes insustanciales e inválidas comparadas con la vida. En el tema aborto nos sentimos ofendidas e insultadas y agredidas como personas, mujeres y ciudadanas.

A pesar de que existan individuas/os que opinen que el aborto es el plan de fin de semana de toda adolescente o roja inconsciente, sus reducidas miras podrían percatarse de si defender la vida es preocuparse de los no nacidos antes que de los que todos podemos afirmar sin discusión como vivientes. Toda su publicidad morbosa y denigrante en contra del aborto, utilizando imágenes de bebés ya nacidos (en lugar que de mórulas, que es de lo que verdaderamente se discute) para ablandar y confundir a la opinión pública, o de planos centrados en la barriga de una embarazada solo refuerzan aún más la invisibilidad de la mujer como sujeto activo en todo este asunto. Cuando es MI cuerpo, MI coño, MI decisión.

Notas:

1. Análisis del Patriarcado hecho desde la cultura dominante (2009) Biblio.teresaclaramunt@gmail.com

2. Análisis del Patriarcado hecho desde la cultura dominante (2009) Biblio.teresaclaramunt@gmail.com

3. TODO POR HACER (artículo: “Compra el coche y llévate a la chica. La cosificación de la mujer en la publicidad”. Publicación anarquista mensual n°32 (www.todoporhacer.org).


 

EL RETORNO DE LA COLUMNA DURRUTI

“[Los estudiantes tienen] la cabeza llena de teorías filosóficas, sociales, políticas y económicas mal digeridas, [e] incapaces de vencer la monotonía de su vida cotidiana, proclaman la pretensión vana, orgullosa e irrisoria de emitir juicios definitivos y soezmente injuriosos sobre sus colegas y sus profesores, sobre Dios, las religiones, el clero, los gobiernos y los sistemas políticos y sociales de todo el mundo; además, rechazando todo criterio moral y toda normativa legal, llegan incluso a predicar cínicamente el robo, la destrucción de los estudios, la supresión del trabajo, la subversión total y la revolución mundial proletaria irreversible, a fin de alcanzar «el placer sin límites».”

Sentencia del órgano de justicia de Estrasburgo al conocer la publicación y distribución de “teorías y propagandas nocivas por su carácter eminentemente anarquista”.

Aprovechando la apatía de sus colegas, el aburrimiento de las clases y el descontento con los grupos políticos de izquierda existentes, un heterogéneo grupo de estudiantes de la Universidad de Estrasburgo, ávidos lectores de la teoría situacionista, desligados de toda militancia política y de espíritu de escuela, deciden en el verano de 1966 presentarse a las
elecciones para la dirección de la Unión de Estudiantes de Estrasburgo sin programa alguno.

Sorprendentemente, o no, fueron elegidos. Ante el compromiso de poseer tal mezquino papel de dicha arcaica organización tan imprudentemente concedido, decidieron invitar a los situacionistas para expresar juntos sus negativas intenciones. Tras los contactos en verano con la Internacional Situacionista, deciden dar un golpe de altura propio de sus aspiraciones subversivas. El primer episodio de su corta contestación, previo a la distribución de la miseria, fue el lanzamiento de tomates por parte de una docena de estudiantes contra el profesor de cibernética Moles, adscrito a la cátedra de psicosociología, cuando iba a inaugurar su curso dedicado a la programación de cuadros jóvenes. Después la A.F.G.E.S.[1] realizo una pegada de carteles a guisa de publicidad del panfleto con un cómic realizado por André Bertrand, “El Retorno de la Columna Durruti”. Presentando así, en términos precisos, sus intenciones al ser dotados de tan ridícula autoridad como cargos del sindicato.

Los estudiantes de Estrasburgo imprimieron 10.000 ejemplares de La Miseria, sustrayendo los fondos de la caja del desdichado sindicato, para dar la bienvenida a sus compañeros de miseria distribuyéndolos a quemarropa en el primer día del inicio del curso académico.

Mustapha Khayati [2]. asumió casi en solitario la redacción, siendo discutido y aprobado por el grupo de estudiantes de Estrasburgo y por los Situacionistas de Paris. Simultáneamente a la publicación de este panfleto los estudiantes hicieron saber que su único programa “estudiantil” era la disolución inmediata de dicha asociación y convocaron una asamblea general extraordinaria para votar al respecto.

Polémicas e indignación entre los estudiantes, escisiones. Estupor y alarmismo de los medios de comunicación, indignación de las burocracias sindicales. El escándalo de Estrasburgo estaba servido. La represión judicial se instalaba de nuevo en la Universidad. Declararon ilegal el gabinete de la A.F.G.E.S. Secuestraron los locales y prohibieron la asamblea general convocada para finiquitar el sindicato, lo que obligo a que el gabinete prolongara su resistencia hasta enero.

Como aún tenían el poder de realizar medidas administrativas y mantenían el control de la sección local del Sindicato Nacional de Estudiantes ejecutaron el cierre del “Gabinete de Ayuda psicológica universitaria” (B.A.P.U.) que dependía de él, al considerar que “son la realización en el medio estudiantil del control parapolicial de una psiquiatría represiva cuya evidente función es mantener la pasividad de todas las categorías de explotados”.

El 14 de enero llego a Paris una delegación de Estrasburgo a la asamblea general de la Unión Nacional exigiendo el voto para la disolución de toda la U.N.E.F. [3], concluyendo con un llamamiento a todos los estudiantes revolucionarios del mundo a preparar, junto a todos los explotados, una lucha despiadada contra todos los aspectos del viejo mundo. Únicamente la asociación de Nantes y las de “Estudiantes en casas de reposo” votaron a favor. La delegación de Estrasburgo abandono inmediatamente un debate en el ya no tenía nada más que decir. Pero la agitación local se tornó nacional. A la distribución en Francia de este panfleto incendiario, una crítica socavadora del orden universitario, de la universidad de masas, de la especialización y sobretodo de los estudiantes y sus organizaciones; le siguió Inglaterra, Estados Unidos, Holanda y Berlín occidental. La maquinaria de la historia se desoxidaba y volvía a rodar. Al menos por algún tiempo.

Notas:
1. Asociación General Federal de Estudiantes de Estrasburgo.
2. Militante, político y pensador tunecino. Fue miembro de la Internacional Situacionista hasta la VIIIª Conferencia de Venecia (1 de octubre de 1969) donde dimitió para empezar su actividad en el Frente Democrático por la Liberación de Palestina (FDLP).
3. Unión Nacional de Estudiantes Franceses. Es una organización estudiantil fundada en 1907, funciona como un sindicato de izquierdas que vela por los intereses de los estudiantes y la cogestión de las estructuras.

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